RSS

"De-pendejencia"

lunes, 29 de marzo de 2010

Como en todas las entradas de mi blog, intento ser imparcial en cuanto a los temas que abordo y pretendo no hablar en primera persona, aunque en ocasiones si sean parte de mi desahogo personal y/o colectivo en cuanto a mi entorno y sus circunstancias. En esta ocasión me veré obligado a inclinarme completamente al hecho de que la dependencia es un castigo constante, y no existe vía alterna (refutable), es una manera de pensar en base a ciertas experiencias y hoy he decidido plasmarlo en este espacio con objetivos propios.

La dependencia ciertas veces se convierte en una adicción inconciente, una manera cómoda de ver la vida, aferrándonos a algo o a alguien, con el objetivo de refugiarnos, sentirnos “salvos” y sobreguardados, aunque a veces tengamos que cumplir con ciertas reglas, leyes o normas para permitirnos ese “privilegio” o necesidad autoimpuesta.

Este estado de “esclavitud”, en ciertas ocasiones se convierte en un modo de vida un tanto mediocre, el miedo se ha convertido en un parásito imposible de exiliar, y es porque realmente ya nos hemos acostumbrado al hecho de que así somos y así estamos destinados a ser y actuar. Refiriendome a mi post anterior: ‘¿Por qué a mí?’ vemos que muchas veces actuamos ciega e inconcientemente, simplemente porque así es como hemos vivido y ya nos parece “normal”, y nos quejamos de nuestro estado o peor aún, actuamos con cinísmo y dejamos que nos sucedan desgracias a pesar de ser previstas.

Actuar, un verbo tan fácil de pronunciar, pero muchas veces imposible de realizar y más aún habiendo aceptado nuestra condición de “dependiente”. Erradicar el problema, cierto pero ¿Por donde empiezo?, primero por saber que realmente ésta dependencia es un problema, que no nos deja continuar ni actuar en pro de nuestra “independencia”.

Podría enlistar mil indicios y situaciones en las que nos vemos aferrados a un motivo, forma de vivir, vicio, entorno, situación financiera, condición sobreimpuesta, amenaza, asunto familiar, entre otros. Pero podría concluir no importando el motor del mismo, que todo esto nos los buscamos nosotros mismos, y no salimos de ello porque no queremos abrir los ojos ante la realidad, sino que aún dependemos y nos vemos amenazados por el temor de saber ¿Qué pasaría si? (¿What If?) - Retomando la incógnita del post anterior -

Y es que está en nosotros salir de esa dependencia y tomar las riendas de nuestra propia vida, ser alguien y mostrar al mundo nuestras intenciones y sueños por cumplir, dar más de nosotros mismos sin esperar nada a cambio ni las criticas de terceros, explotar nuestros talentos elevando el potencial a su máxima expresión. Sin miedo a nada.


- Jaime Estuardo -

¿Por qué a mi?

jueves, 25 de marzo de 2010

En ciertas ocasiones nos preguntamos si es pura “fregadera” que nos pase cosas que nos transtornen nuestros propósitos y deseos de hacer algo, que nos trunquen nuestros objetivos y que todo a nuestro alrededor se vaya desmoronando; ¿Será que es cuestión nuestra? o Es que realmente estoy destinado a recibir buenos “trancazos” en la vida y que mi persona vaya a servir mínimo como mal ejemplo para la sociedad.

Me podrán decir: Todo esto te lo buscas vos mismo, - dependiendo de tus acciones así serán los resultados - Y uno de terco podrá responder con un: ¡Tené gracia! si hice todo lo “pude” y al final siempre fallé... Pero si nos ponemos a analizar realmente el porque de cada uno de nuestros fracasos veremos que todo esto lo buscamos nosotros mismos, nuestra preparación y acciones en la vida son los parámetros que influyen directamente en lo que obtendremos y nadie más que nosotros puede manipular nuestro destino.

Muchas veces nos quejamos de lo que nos sucede, vivimos en constante pelea con nuestra existencia y le echamos la culpa a “seres superiores”. Pensamos que así nos podremos desahogar en cierta manera, aunque estemos concientes que será temporal.

Las repetidas quejas siempre van acompañadas de una constante que cita: ¿Qué hubiera pasado sí? En inglés (que mejor lo describe): ¿What if? Y es que nos encanta tanto extender nuestras excusas e imaginar que hubiera sido mejor de otra manera, núnca estamos conformes con lo que somos y hacemos, menos aún nos ponemos a pensar que las consecuencias son realmente cuestión nuestra.

En resúmen, no soy un psicólogo para saber ¿Por qué actuamos así? pero en base a las experiencias (todos las hemos tenido) pude deducir que somos nosotros los únicos que decidimos si accidentarnos a cada rato con nuestros errores o realmente erradicarlos y actuar “bien” que implica dedicarnos, planear, adelantarnos a la jugada si es posible, con tal de evitar ese cuestionamiento tan estúpido: ¿Por qué a mi?.

Es un desahogo imparcial, no pretendo que me lean, pero si de paso les gusta: dejen su comentario, que alimentarán las ganas de seguir escribiendo y “fumándo” de la buena...


-Jaime Estuardo-